Descubrimiento

Fruncí el ceño al ver que en vez de correr se acercaba más a mi. ¿Realmente quería que lo haga?.

-puedo hacerlo, y al parecer no te interesa mucho que lo haga -comenté en un intento de comprenderla.

Di un paso atrás, ni siquiera sabía si por el sólo hecho de sacarla de la ciudad iban a decir de todas formas que "rompí el tratado".

-¿si quieres morir por qué no te tiras de un acantilado en vez de estar provocando a uno de nosotros? -pregunté con molestia, parecia que ella se empeñaba en acabar con su vida.

-dame una buena razón para hacerlo y lo haré -dije entonces mirándola fijamente. Si la razón por la que quería morir era buena, entonces ya no me negaría.

-¿y qué te hace pensar que la próxima vida sí lo es? -pregunté riendo aunque no esperaba que me responda-. ¿Y qué pasará con tus padres? ¿tus amigos? ¿ya dejaste todo en orden? -volví a interrogar con el mismo tono de antes.

En ese momento se me cruzó por la cabeza una idea demasiado distorsionada, pero de todas formas no dije nada y me quedé en silencio por unos momentos más.

-vamos a Seattle entonces -dije riendo de lo extraña que estaba siendo la chica y girando sobre mis pies para comenzar a salir del claro, esperando a que ella me siga los pasos.

-bueno, como quieras -dije parando por un momento de caminar y luego volví a retomar la marcha mientras le hablaba-. Entonces te veré en dos días en Seattle, en la plaza principal de allí y si faltas te iré a buscar personalmente -dije sonriendo, aunque sabía que esas palabras no la asustaban.