Eleonor Ryder

~Nombre Completo: Eleonor Julianne
~Apellidos: Ryder
~Edad: 118
~Raza/Rango: Vampiro / Volturi


~Personalidad: Soy una persona creo que amable y con mucha paciencia, pero cuando me enfado puedo ser terriblemente peligrosa.
~Aspecto físico: Mido 1'70, soy morena, con el pelo rizado que me llega hasta la cintura y a la luz tiene reflejos rojos, tengo los ojos verdes, con, según alguna que otra persona, hebras de color plateado. La nariz un poco respingona, y de un tamaño normal (o seo pienso yo!! jeje). Tengo una peca justo en el centro de la mejilla izquierda, muy pequeñita.

~Gustos: Me gustan los libros, la velocidad, la sensacion del viento acariciandote cuando estas en la cima de la montaña, la reposteria (aunque no pueda comermela, me ENCANTA la reposteria), visitar museos, Paris, y la ropa de estilo mas "anterior".
~Odios: Las flores, sobre todo las rosas.
~Manias: Siempre tengo de llevar encima de mi algo que sea de color rojo, escucho musica clasica siempre a las 12.30 de la noche y el coche tiene que ser de color negro.
~Habilidades: Puedo parar el movimiento de quien yo quiera unos cinco minutos.

~Familia:
.Padre -> Benjamin Ryder (Fallecido)
.Madre -> Amelia Connor (Fallecida)
.Hermano/as -> 3 hermanos mayores: Alexis Ryder (Fallecido), Matthew Ryder (Fallecido) y Alexander Ryder (Fallecido)

~Historia: Corria el año 1872 cuando nací en Londres, la esperada niña de los Ryder. Era una niña muy deseada y todos me colmaban de atenciones. Conforme me iba haciendo mayor, mis hermanos me protegian sobremanera cada vez más. Al cumplir los 16 se hizo una gran fiesta de presentación en sociedad en nuestra casa. Todo era perfecto, hasta que se acercó a cortejarme Gabriel, un chico de una palidez increible. Era de una belleza perfecta. Yo empezé a ponerme nerviosa y Matthew (que estaba haciendo de protector) me sacó hasta el balcón. Cuando volvimos a entrar, busqué con la mirada a Gabriel, pero ya no estaba. O eso es lo que pensaba yo. La temporada terminaba ya cuando le volví a ver, hablando con mi padre. Se me desbocó el corazón, seguramente sin razón. Al cabo de 3 semanas se anunció nuestro compromiso. Mientras que mi padre parecía indiferente a mis ojos y mi madre rebosaba felicidad, mis hermanos miraban a Gabriel de una manera que no pude descifrar. 2 semanas despues estaba casada y era la señora de Gabriel Cynster. Era el hombre más atento de la tierra y muy delicado conmigo. El día de mi decimoctavo cumpleaños se hizo una fiesta en mi honor. Vinieron mi familia y mis amigos, además de gente que solo conocía de verla en las diferentes fiestas a las que acudiamos. El banquete tenía de primer plato una sopa caliente, de segundo una pequeña ensalada con tomatitos, de tercero pato con grosellas y de postre una tarta de fresa y nata de 5 pisos hecha por el mejor pastelero de Londres. Cuando terminó los caballeros se fueron a la sala donde fumaban puros y bebían coñac, mientras que las damas nos quedamos hablando de trivialidades. Cuando todos los invitados se marcharon y solo quedabamos mis 3 hermanos, Gabriel, los sirvientes y yo, Gabriel hizo que todos se fueran a hacer lo que quisieran, acompañó a mis hermanos a sus aposentos improvisados y me llevó a nuestra habitación. Cuando estuvimos metidos en la cama, me susurró: Eleonor, te voy a hacer el mejor y a la vez el peor regalo que pueda hacerte nadie. Yo me puse a reir, pero el me miró con su cara perfecta y puso sus frios labios sobre mi garganta. Noté como sus dientes me mordían e intenté gritar, pero me tapó la boca con una mano de marmol. Desperté 3 días despues siendo vampira. Gabriel no me abandonó jamás, se quedó a mi lado, me enseñó que no podía salir cuando el cielo estuviera despejado y que no nos hacía falta matar humanos para alimentarnos, que podíamos hacer "vida normal". Eramos la pareja más envidiada de Londres, pero la gente empezó a hablar de que Gabriel envejecía muy despacio, por lo que nos despedimos de mi familia, nos llevamos con nosotros a Matthew y partimos hacía el nuevo mundo. Cuando llegamos el sol brillaba con fuerza por lo que hicimos que Matt fuera hacía nuestro destino.
Matthew murió 68 años despues y en su lecho de muerte me dijo al oído: Eleo, estás más bella que en tu fiesta de cumpleaños. Dos días después murió. Gabriel siempre ha estado a mi lado, nunca me ha abandonado y siempre le estaré muy agradecida.

Perfecto. Pues genial, estás aceptada y eres, de nuevo, BIENVENIDA.