Dando un paseo

Encontré el lugar cuando volvía de Seattle. Podía sentir el rastro de muchos vampiros, supuse que los Cullen irían allí, puesto que estaba repleto de animales.

Entre aquellas mezclas de aromas sentí uno en particular, uno que se me hacia conocido. Lo seguí a la distancia y mientras estaba subido a un arbol vi a Eluney sentada bajo un arbol vecino al que yo estaba.

No sabía qué podía estar haciendo allí. Yo llevaba varios días sin ir al Instituto, por lo que seguramente me preguntaría si llegaba a acercarme. De todas formas lo hice, de la forma más silencioso y luego de bajar de aquel arbol corrí los últimos pasos y me paré detrás de ella.

-¿qué haces aquí? -pregunté como si eso estuviese prohibido.

Me paré en frente de ella y la miré desde mi lugar.

-¿te encuentras mal y vienes a un lugar repleto de asquerosos animales? -pregunté, aunque sin recordar que ella no podía sentir el mismo aroma que yo en ese momento sentía, quizás-. ¿Qué sucede? ¿por qué te encuentras mal? ¿tus padres quieren que vuelvas con ellos? -pregunté lo último con ironía.

Me quedé a la espera de que diga algo más, porque parecía que había algo que quería decir, pero se limitó al silencio. A pasos lentos me senté a su lado.

-¿has ido al Instituto en estos días? -pregunté, ya que la última vez parecía que no volvería a hacerlo y como yo tampoco había vuelto no podía adivinar si lo había hecho o no. Aún recordaba que teníamos una charla pendiente, pero no iba a ser yo quien saque al aire aquello.

-te hubieses sentado con otra persona y discutías, es lo mismo, creo -comenté luego de que ella me había hecho aquellas preguntas, pensando en qué debía decirle. Pensé en decirle que había estado en Seattle "alimentandome", pero eso sería demasiado brusco.

-¿recuerdas que dije que iba a contarte algo? -pregunté, ignorando sus preguntas, pero que a la vez iban a ser respondidas luego.

Volví a ignorar sus preguntas, no era que lo hacía, sino que no le daba respuestas tan directas y parecía que sí lo hacia.

-primero quiero ver si lo puedes averiguar por tí misma -reí levemente mirando hacia algún lejando arbol, luego volví a mirarla-. Quizás esto te suene raro, pero... Mirame poniendo un poco más de atención, dime qué es lo que ves -dije en un intento de que sólo por mis características a la vista lo descifre.

Negué con la cabeza al escuchar la frase "un chico normal y corriente". Tomé una de sus manos repentinamente y la envolví entre las mías, luego hice que me toque el rostro, para que note que la frialdad de mi piel no sólo estaba en mis manos.

-¿sientes eso? -pregunté algo impaciente. Luego guié su mano hasta el lado izquierdo de mi pecho, donde se suponía que estaba el corazón-. Eso seguramente no lo sientes -dije con sorna sin poder evitarlo.

Fruncí el ceño, algo confundido y luego reí, me habían llamado de muchas formas, pero nunca un "zombie".

-no, Eluney... -dije secamente-. Los zombies sólo existen en las peliculas. La respuesta a lo que soy es fácil, demasiado simple quizás como para que la consideres y seguramente no lo creerás al principio -hice una pausa y pensé en soltarlo de una vez. Me paré de mi lugar, para no estar tan cerca-. Soy un vampiro -recité las palabras quedadamente y dándole la espalda.

Sentí su mano en mi hombro, no lo entendía, no entendía por qué había reaccionado de esa forma. Asentí en silencio cuando dijo lo de mi alimentación... ella aún seguía ahí.

-¿no se supone que tienes que tener miedo y correr? -volteé para verla cuando se mostró tan indiferente-. ¿Y qué? -me reí con ironía-, ¿escuchaste bien lo que dije? ¿tu mente lo procesó bien? -pregunté con el sarcasmo que no podía evitar-. Puedo matarte en menos de un segundo si no dispongo del suficiente autocontrol y no estoy acostumbrado a eso, porque de dónde vengo no acostumbramos a "no comer" humanos -la miré, esperando qeu esta vez sí se aleje.

La fulminé con la mirada al escucharla hablar con tanta ironía.

-no subestimes tu suerte -dije recordando aquel momento en la cafetería en el que casi pierdo el control-. No sabes en realidad si quise matarte o no, no lo des por hecho, porque de no ser po un estúpido tratado lo hubiese hecho -declaré algo molesto al recordar el tratado y recordar que ni siquiera en ese momento en el que nos encontrabamos completamente solos podía matarla, era realmente frustrante, aunque tampoco sabía si era capaz, lo cual me hacía enojarme un poco más. Yo no dudaba ante esas cosas, ¿por qué habría de hacerlo ahora?-. No deberías quedarte aquí, conmigo...

-sinceramente no sabría con cuál de las dos palabras quedarme -dije cuando ella mencionó "tonta" y "loca", realmente ambas palabras hacian una gran competencia.

Seguía sin entender por qué me tenía tanta confianza, en realidad no me conocía del todo y sin embargo pareciera que ella era amiga mía desde hace años.

-no entiendo por qué haces esto -murmuré, tratando de entender la situación-. Y seguramente no llegaré a entenderlo del todo -hice un silencio y suspiré-. Esto es demasiado raro para mi, así que no esperes mucho que venga de mi.

-de más está decir que no puedes decirselo a nadie -reí al escucharme decir esto-. Además nadie te creería -dije encogiendome de hombros-. Mi familia es una de las más importantes, por no decir la más importante -no sabía que estaba haciendo, no debería estar contandole todo eso a ella-. Se encargan, de alguna forma de hacer cumplir nuestras... normas, además de que, como ya te había dicho, nos alimentamos sólo de humanos. Nunca antes había tenido una relación con un humano... -fruncí el ceño ante esto-... todos con los que crucé dos palabras terminaron muertos.

-no exactamente, el tratado de aquí dice que no podemos alimentarnos de humanos, pero sí de animales. Luego está mi familia que se rige por una ley que dice que los vampiros debemos mantener en secreto nuestra existencia... No sé realmente qué harían si se enteran de esto -fruncí el ceño, pensando en las posibilidades. Agradecía que Aro no podría leer mis pensamientos si en algún momento volvíamos a vernos.